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Post by bachpach on Aug 30, 2017 16:54:29 GMT -3
Circus Maxium ~ Avanzan por las filas, se escurren entre el océano de gente y al final chocan con los casi infinitos puestos de feria que están conglomerados en círculo, desordenados y bulliciosos. La atracción es ensordecedora y los colores invitan a los ojos curiosos a emborracharse de risa, es como una hipnosis inconsciente y si les duele tanto el cuello es solo porque no dejan de mirar hacia un lado y hacia otro. Arriba, derecha e izquierda, abajo para no tropezar con los pies. Pero la máxima atracción no puede ser vista de día. La máxima atracción se encuentra solemne y silenciosa en el centro del enorme campamento de puestitos, esperando que sea la hora para que el espectáculo estalle adentro. Baja el sol y se remueven nerviosos con el boleto en la mano. La gente no va, sino que corre hacia la entrada descomunal de la carpa violeta decorada de franjas doradas verticales. En la entrada frenan la marcha y se hace el silencio. La palabra que reza como letrero y como amuleto de la buena suerte sobre sus cabezas, hace juicio a la expectación general: Cupiditas, deseo en latín. Y ahí aparece, entre la oscuridad del interior, el presentador oficial de Circus Maxium, se prenden las luces y que empiece el show. Circus Maxium es uno de los otros muchos circos en el negocio, sin que nadie sepa bien de dónde salió o cómo. Su política es no tener política: Si no tienes nada que ocultar, eres bienvenido. Si tienes que ocultar algo, eres bienvenido de todas formas. El pasado queda atrás una vez que formas parte de la gran familia, y a no ser que cometas la imprudencia de faltarle el respeto a algún miembro, siempre serás considerado parte de la casa. Acróbatas, contorsionistas, payasos, magos, bailarines, trapecistas y domadores de animales son solo algunos de los pocos puestos que ocupan en la gran carpa. El show de Circus Maxium va desde lo tradicional hasta la presentación de toda una obra maestra de ópera. Toda clase de exóticas personalidades se desenvuelven dentro de sus paredes de lona, y no importa que tan grande, gordo o desquiciado seas, Cupiditas desea tu bienvenida. No circulan el globo porque no tienen forma de cruzar los océanos, pero se conforman con el continente europeo porque saben que la gente viaja de todas partes del mundo para verlos. Su última parada es Italia y es allí donde anunciarán su última noticia: Encriptado en los folletos de promoción dispersos alrededor de toda la ciudad, Circus Maxium ofrece abrir sus puertas para todo aquel que logre descifrar la invitación, pues está aceptando nuevos miembros en la familia. Serán puestos a prueba una semana y observados minuciosamente por toda la gran familia con el único objetivo de saber si son aptos para el trabajo… y para guardar el secreto. Porque cuando se abren las puertas de la carpa y durante la noche presentan su espectáculo, las cosas dentro del circo cobran vida. La pintura de los mimos no es pintura, durante la noche se vuelve piel. El fuego que escupen los lanzallamas se vuelve real y parecen dragones e incluso los trapecistas cuando actúan lucen como una nueve especie de humanos voladores, y si por casualidad un domador decide disfrazarse de elefante… sentirá algo más que solo atracción por el maní. Durante la noche Circus Maxium personifica a la perfección su papel. La familiaInversionista: Herr Adolf Hauffmann (Nit) Directora: Matilda Ivanés (Bachi) -Bruno Ivanés Vont (Bachi) Mago: Rufus Gray (Eve) Adivino: Lumiere Giordetti (Nit) Payasos: Treste (Nit), Hilaria Zanier (Milly), Santiago Terna (Bachi) Lanzallamas: Derian Krige (Milly) Domador de leones: Thomas Wilfric Omaia (Bachi) Trapecista: Fin (Nit) Bailarina hipnotista: Nuria (Eve) Compositor: Kavi (Eve) Maquillaje: Fin y Santiago Terna. Música: Kavi y Fin. Vestuario: Fin y Sally. Cocinas: Lumiere Giordetti. Limpieza: Derian Krige. Los aspirantes- Lobelha Ryan: motociclista (Bachi) - Raissa Yapur: bailarina (Nit) - Sam Campuzzano: equilibrista (Eve) - Uzeil Brambilla: cantante e instrumentista (Milly) - Cielo Vallejos: médico privado (Bachi) - Sally Cole: equilibrista (Eve) La competenciaBernard Saunière (Milly) Siro Skyler (Bachi) B. V. (Eve) Cian Keogh (Nit) *Mapa**Resumen**Recordatorios*-Narrado en tercera persona. -Comentarios aparte, ya saben: (( )) [ ] {} etc etc. -Pueden tener los personajes que quieran y hacer con ellos lo que quieran (por ejemplo, desaparecer repentinamente). Me gusta jugar con la libertad que se toma el otro al escribir, pero siempre pueden preguntar. -Es un rol de seres humanos, así que a pesar de la pequeña excepción con el secreto del circo, ninguno tiene superpoderes. -Entre los trabajos del circo recuerden que hay más de los que mencioné, hay personajes que pueden ser por ejemplo veterinarios y payasos al mismo tiempo, y muchos otros trabajos incluso pueden inventarlos. Eso sin mencionar, que es normal que se repitan algunos puestos como trapecistas, entre otros. -Por si no quedó claro, cuando se hace de noche y mientras se lleve a cabo una función, el trabajo que ocupan los artistas “cobra vida”. Es decir, supongamos que su personaje es un mago y durante el día hace trucos de magia. Durante la noche ese personaje será un mago capaz de hacer magia. -No me molestan a mí los post largos, pero capaz pueden resultar un poco pesados. Los que sí me molestan son los de dos renglones TT A veces son inevitables, pero… en lo posible evitémoslos~ -Las inscripciones van a quedar abiertas indefinidamente hasta cumplir un cupo de TRES jugadores más, indistintamente de cuántos personajes se creen.
Todo lo escrito en este rol es propiedad de los participantes y bajo ningún concepto se permite la utilización de ningún personaje o post sin la autorización de sus correspondientes propietarios.
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Post by bachpach on Aug 30, 2017 17:04:20 GMT -3
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Post by bachpach on Aug 30, 2017 17:06:13 GMT -3
La inesperada aparición no sobresaltó a la doctora, que estuvo a punto de responderle a Uzeil, sino que recibió a Fin con una sonrisa y varios asentimientos de cabeza. —¿La verdad? Dormí muy bien, como hacía días no dormía —Escuchó el parloteo de la acróbata con atención, desviando la mirada de su interlocutor a ella de nuevo en reiteradas ocasiones. Fue así que, de forma gradual, comprendió el aprieto en el que se sentía el jovencito y se aclaró la garganta. —Ya que estamos todos despiertos —interrumpió la conversación—, me gustaría hacerles varios chequeos a ambos. Como si fueran mis primeros conejillos, ¿qué dicen? —Se puso de pie dando una palmada y los llamó a arrimarse a donde había dejado el equipo. Le señaló a Uzeil un perchero donde podría dejar las cosas de abrigo y se volvió a Fin: Esa mujer definitivamente sería un reto para su balanza… Si llegaba a sentirla— ¿Cuántos años tienes, Fin? Y si me pudieras deletrear tu nombre completo… —pronunció distraída, mientras garabateaba en las fichas. Tenía un portátil, y probablemente habría sido mucho más fácil armar una planilla en Excel, pero había quedado muy claro tras la charla de Matilda su opinión respecto a la tecnología “Y realmente aquí dentro no te servirá de mucho, querida” le había comentado casi con lástima. Sí le permitían un comunicador, algo así como una mezcla entre walkie-talkie y botón de emergencia. Casi lo mismo que había compartido con Alejandro antes de su misteriosa desaparición, objeto que ahora portaría Derian. Mientras repasaba todo esto mentalmente, acercó la cinta métrica a los pies de Fin y le pidió ayuda a Uzeil para sostenerla y medir a la mujer. —¿Cuándo fue la última vez que te pesaste, Fin? Y además te agradecería si me pudieras contar: ¿Has tenido fracturas? ¿Eres alérgica a algún tipo de medicamente y/o sustancia? ¿Padeces diabetes, tienes algún by-pass o sufres de asma? ¿Tomas anticonceptivos, has tomado últimamente algún tipo de medicamento? —No sabía si el chico lo había interpretado, pero de esta forma él se vería desafectado de sufrir el mismo análisis en presencia de la chica, y así, al menos, sabría a qué se enfrentaba—. Lo charlaré con Matilda, pero estoy considerando seriamente en hacerles un análisis general de orina y sangre a todos. Los mandaría a un laboratorio de un conocido mío en Roma y seguro los tendrán en menos de una semana —Sonrió, como si hubiera inventado chocolate eterno.
Lobelha se levantó con el pelo como lo que su tía Pachi habría definido como “una maraña azul de musarañas radioactivas, jovencita. En mis tiempos, lo nuclear era algo serio de tratar, ¿sabes?” Inmediatamente recordó dónde estaba, quién era su tía Pachi y qué día era ese. —¡Los exámenes! —bramó, entre dormida y despierta, abalanzándose al suelo en una espiral desenfrenada directo al abismo, todavía rodeada de letales frazadas. O donde estaba durmiendo Sally, ¿o esa era Hilaria? Raissa no podía ser porque Lobelha no podía ver (y casi que no podía, con las lagañas que tenía) porque no llevaba nada negro… Y tampoco podía ser Nuria porque… Pues porque la habría matada si le hubiera caído así encima. De una u otra forma, Lobelha se levantó de un brinco pidiendo disculpas y corriendo desesperadamente por la habitación. No recordaba dónde estaba su bolso y si le convenía o no ponerse ropa cómoda para las pruebas o ir con jeans para demostrar su personalidad e impresionar al jurado o… No, posiblemente la matarían, así que no: Mejor ropa de hombre y al diablo el estilo. —¡¿Es que nadie se va a levantar en este cochino cuarto?! —rugió mientras se ataba la coleta, de muy buen humor. Ya tenía una sudadera gris con bolsillo tipo canguro encima, zapatillas viejas para correr y un jogging azul. Al ver que no ocasionaba ningún tipo de movimiento, se lo pensó dos veces y terminó gritando a todo pulmón— ME TIRÉ UN PEDO CÓSMICO, ASÍ QUE MEJOR QUE EVACÚEN LA ZONA, REPITO, EVACÚEN LA ZONA.
Matilda saludó a Sanna y Treste en la cocina y salió al agradable fresco mañanero del exterior con la taza humeante de café todavía en las manos. Se llevó una mano al bolsillo y apretó el botón del walkie-talkie. —¿Derian? —Kjjjj— ¿Derian, estás despierto? Repito, Derian, ¿estás despierto? Tomó un sorbo y miró su reloj de bolsillo. Era temprano, pero estaba bien, ni muy tarde ni demasiado de prisa.
Siro llegó a la oficina con un agudo, pero tolerable dolor de cabeza. Bostezó en el ascensor y se miró en el espejo. No tenía mala cara al menos. O siempre tenía la misma maldita cara y nunca se había dado cuenta. No lo sabía. Pero acababa de llegar al piso de la oficina de Sauniere y antes de que pudiera decidirse por una respuesta, se abrieron las puertas del ascensor. Encontraría a Cian a medio paso entre el sueño y la vigilia. Se detuvo en su escritorio y abrió un maletín. Cosa poco común, RARA en él. —¿Llego temprano? —dudó— ¿Dormiste bien? —agregó, frunciendo a penas el ceño, lo que podría decirse “preocupado” dentro del rango de expresiones Sirienses.
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Post by Nita on Aug 30, 2017 17:37:46 GMT -3
Siguió a la médico hasta donde quisiera llevarla para empezar a oir la batalla de preguntas que tenía para ella. Que la mirase un médico no le hacía ni puñetera gracia porque temía oir lo que oía todos los días a sus padres cuando pensaban que ella no escuchaba: "está demasiado delgada, debería comer más" y cosas del estilo así que se presentó voluntaria a regañadientes. -Tengo 28 años -contestó a la primera pregunta, observando a la mujer con las manos en el interior de los bolsillos de la sudadera. Bufó. -Fin, F -hizo una pausa- I -hizo otra pausa- N -terminó, mirándola, encogiéndose de hombros sin más. -¿Pesarme? -preguntó casi como algo obvio pero sin caer en la vulgaridad-, no lo recuerdo -le contestó quitándose de encima la sudadera y mostrando el top que llevaba por debajo mirando tanto a uno como al otro. -No es por nada pero yo me encuentro bien tal y cómo soy. -Explicó. -No he tenido fracturas aunque, a veces, cuando hago mi rutina contorsionista me duele la espalda un poco -reconoció a regañadientes poniendo un dedo en la zona lumbar aquella que más castigaba a la hora de doblarse aunque luego cambió totalmente la cara. -¿¡Anticonceptivos?! -casi gritó-, no... no tengo relaciones sexuales con nadie -parecía bastante ofendida-, yo... yo no tengo novio. -Se detuvo a pensar. -No, no soy alérgica a nada, solo a la nuez moscada y mi madre no usa -explicó para luego quedarse pensando. -No, no tengo ninguna enfermedad rara, ¿a qué viene todo esto? -preguntó dejando que la midieran.
Raissa había abierto un ojo antes que el resto pero se había quedado donde estaba mirando el techo sobre su cabeza, escuchando las respiraciones ajenas tan diferentes a las de su prometido. La noche anterior había solicitado un cordel, que Fin había tenido a bien de tenderle y había colgado del mismo el anillo que otrora Hassan le regalara para marcarla como su prometida. Ahora, instantes antes que Lobelha cayera y empezara aquel jaleo, observó su mano desnuda sintiendo algo extraño en su estómago, algo que sabía qué era pero a lo que no quería ponerle nombre. No aún. Ante el grito se arrodilló en la cama, observándola. -Buenos días -pronunció en perfecto inglés.- No hace falta gritar, todo el mundo está despierto, creo. -Y observó al resto de quienes ahí dormían. Ahí supo definir qué sentía mientras recolocaba bien el collar improvisado. -Libre, es como me siento -pero sus palabras quedaron opacadas por el grito de Lobelha.
Sanna se sentó con su café frente a Matilda y la miró, con tranquilidad. -¿Todo anda bien, Matilda? -Sanna era como una madre para todo el circo, no solo la cocinera, no solo la acróbata que había hecho las delicidas de niños y mayores que había caído del caballo enmedio de un espectáculo, no. A veces, cuando las cosas andaban tranquilas como en ese tiempo, se tomaba el tiempo de escuchar a los demás y bendecirles con consejos de la Vieja Casa o de Abuela, como sabía que algunos la llamaban a sus espaldas aunque ella hacía demasiado tiempo ya que había dejado aquellas tonterías atrás y no le afectaban lo más mínimo. Treste, a su vez, no tardó en unírseles pero, al ver la posición de su señora esposa y ver a Matilda, prefirió alejarse para no interrumpir.
Se sobresaltó al oir la voz de su jefe. Se espabiló en tres microsegundos, agarró todo lo que había imprimido, se puso en pie, lo puso en el interior de una carpeta marrón claro de papel y se recolocó la ropa y el maquillaje para estar impecable frente a él cuando Siro accedió al interior. -Sí, dormí bien. Ahora debemos ir hacía el Jefe. ¿Vamos? -se apresuró a salir regañándose interiormente por haberse dormido. Habían sido solo unos pocos minutos, ¿o habían sido siglos? No podía permitir que el agotamiento hiciera mella en ella, no quedaba profesional para nada pues, por nada del mundo, quería perder su puesto privilegiado a la sombra del jefe.
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Post by milly on Aug 30, 2017 17:39:38 GMT -3
Uzeil se dedicó a su tarea de sostener la cinta métrica con gusto, visiblemente aliviado de pasar a segundo plano en la conversación y ceder la atención a la joven Fin. Se sintió mal por ella un tiempo, hasta que comprendió que a pesar de la intromisión de algunas preguntas, Fin se veía bastante cómoda consigo misma en medio del interrogatorio. Sintió un pequeño atisbo de envidia por aquella exhibición de autoconfianza. —¿Análisis de orina y... sangre? —la cinta métrica se escapó de las manos de Uzeil—. ¿De verdad es necesario? Quiero decir... todos aquí parecen gozar de muy buena salud. Puede que Matilda lo considere un desperdicio de recursos —Esperaba estar en lo cierto. Las agujas, entre tantas otras cosas, lo ponían nervioso—. En cualquier caso, yo tengo controles médicos cada dos años. Puedo darle mis antecedentes, doctora. Así se ahorrará un poco de trabajo.
Hilaria tenía demasiado sueño y estaba demasiado cansada como para decidir volver de la tierra de los zombies y bendecir al mundo con su chispeante personalidad. Por eso, cuando el cuerpo gigante y gordo de Lobelha le cayó encima, se limitó a soltar un débil gemido de disgusto y revolverse un poco más entre sus frazadas. Tendría que recordarse no bailar tanto la próxima vez que Matilda decidiera armar una cena, lo que probablemente no ocurriría pronto. No es que hiciera falta una cena especial para poder divertirse, claro. En Maxium cada día era especial a su modo. Ese mismo día, sin ir más lejos, iniciarían los exámenes de los aspirantes y... ¡los exámenes! Se incorporó en la cama de un salto, justo a tiempo para oír el grito desesperado de la peliazul. —Ah, así que fuiste tú —olisqueó el aire con dramatismo antes de menear la cabeza con desaprobación—. Buen intento, chica. Pero acabarás descubriendo que nadie puede superarme. No se preocupó por ordenar la maraña rizada que tenía por cabello. En lugar de eso se vistió con lo primero que encontró entre sus cosas y saltó a la cama de Raissa. —Nos dejarás ver tus pruebas hoy, ¿verdad? ¡Me muero por ver lo que harás! Bueno, no solo lo que harás tú. También quiero ver a Lobelha, a Sam, a Uzeil y a Sally. Pero sobre todo me interesa tu número, ¿sabes? Eso de hacerte la misteriosa causa demasiada curiosidad. DEMASIADA. Ayer comentaba eso con Santiago, pero él es un aburrido monumental. Dijo que no debía ser entrometida, que no eran mis asuntos, blablablá —Se volvió a las otras aspirantes presentes en el cuarto. ¡Era tan fantástico tener nuevas compañeras en el motorhome! Cuando solo eran ella, Fin y Nuria, resultaba mucho más difícil encajar. A ambas les costaba trabajo comprender el humor diferente de la payasa—. ¿Matilda les comentó algo sobre el programa planeado para este día?
Guardaba los últimos utensilios de limpieza en el armario cuando la voz de Matilda destruyó el silencio apacible de aquellas primeras horas de la mañana. Derian se sintió desconcertado hasta que la estática le recordó que llevaba el walkie-talkie en el cinturón. Tomó el aparato y presionó el botón de comunicación. —Buenos días Matilda. Cambio —la rutina de aseo estaba hecha. Ahora iniciaba la verdadera jornada del día.
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Post by eve on Aug 30, 2017 17:46:07 GMT -3
La conversación de ambas chicas la despertó de su agradable sueño y aunque intentó volver a él, fue imposible a medida que el tono de ambas aumentaba por la animación. La noche anterior todo había sido risas, baile y magia y, a pesar de pensarlo, no lograba recordar cómo había llegado de nuevo al motorhome, pero intuía que un par de bigotes tenían que ver con ello. A su lado, el gatito extraviado dormitaba, acarició entre sus orejas por varios minutos hasta que dejó de oír las voces de Lobelha e Hilaria y solo entonces se animó a sacar un brazo lleno de brazaletes fuera de la cama para buscar un espejo y verse la cara. Casi le dio un infarto al recibir el aparato de la mano de alguien más. -Buenas días-dijo un voz susurrante justo debajo de la gitana. Nuria asomó la cabeza y vio sentada en un enredo de frazadas a Aphrodite, quien había vuelto a la tarea de trenzarse su largo cabello rubio, ya de por si muy enredado por sus habituales peinados tribales. -Hola-saludó ella incorporándose apenas en la cama. Seguía con el vestido rojo de la fiesta, ahora arrugado, y el cabello sosteniéndose apenas por un par de ligas que no parecían resistir mucho tiempo más-¿Qué tan tarde es? -La pregunta sería qué tan temprano- dijo Aphrodite utilizando aquel susurro desesperante tan de ella- Hoy inician las pruebas y todos los nuevos están ansiosos. -Tú eres nueva y no te ves tan ansiosa La mirada de la rubia se dirigió con cierta culpa hacia su lado derecho, donde había una caja con migas de colores y bordes sucios de crema. Nuria rodó los ojos al comprender el por qué de la aparente tranquilidad de Sally, se acababa de comer media docena de cupcakes y, a diferencia de una persona normal, ésto la sedaba. -Me pregunto si tendrán el mismo efecto en Hilaria-comentó, a lo que Aphrodite se encogió de hombros y volvió a ocuparse de su cabello. Le tomó cerca de una hora estar lista para empezar el día, lo mismo que a la intrusa le tomó terminar con su peinado y decidirse por buscar a Samuel, con quien tenía “asuntos muy importantes que discutir”. Más tarde los encontraría equilibrándose sobre los vagones, uno empujando al otro a hacer algo que probablemente dejaría un hueso roto, pero ¡hey! Ya tenían una doctora al fin y al cabo. Saliendo por fin del vagón, la gitana pudo notar los restos de la noche anterior que ahora Kavi se esmeraba en recoger en bolsas negras. Ella alzó la mano para saludarle, pero él no la notó pues estaba muy concentrado en sus propios pensamientos. Frunciendo el ceño y murmurándose a si mismo en su dialecto gitano era más que obvio que no la estaba pasando muy bien. Poco fue lo que pudo entenderle Nuria ya que eran las partes importantes en donde la voz se le cortaba, negaba furioso con la cabeza y volvía a recoger papeles, envolturas y lo que parecían serpentinas regadas en el piso. Fue en medio de eso que ella decidió alejarse e ir a visitar a ciertos felinos. No tan lejos vio pasar a un Rufus no tan elegante como siempre, al parecer él también se acababa de levantar. -¡Gran día!-dijo enérgico levantando el bastón en el aire, a lo que ella respondió con una amplia sonrisa.
Ella no es ella. Ella no es ella. Ella no es ella. Kavi se movía de un lado a otro sin parar, de haber sido posible sus propias pisadas hubieran hecho una zanja tan honda que pudiera llegar al otro lado del planeta. Desde que la viera pasar aquella noche no podría hacer otra cosa que buscar su mirada, intentar llamar su atención de algun modo, aunque ella se mostró extrañada y hasta incómoda. Quería preguntarle tantas cosas y al mismo tiempo quería recuperar su orgullo perdido ignorándola de la misma forma en que ella lo hacía, pero ésta parecía sentirse aliviada así. "Susan” la había llamado, pero ella no respondió y cuando él insistió ,Susan tenía otro nombre y otra mirada. ¿Se habría confundido? Habían pasado años desde la última vez que la viera, esquiva y rebelde. ¿Cuánto podía cambiar alguien?
Odiaban necesitarla y Brisa lo disfrutaba discretamente. Por muy bien que supieran guardar las apariencias de autosuficiencia, ella lo sabía, después de todo, ese era su trabajo. De haber podido, tendrían a otra persona en su lugar. El gancho aquí era Skyler, a quien ahora volvía a tener respirándole en el cuello para asegurarse de no salir con una nueva estafa que, al final, las consecuencias las asumiría él pues la joven solo se dejaba encontrar cada cierto tiempo. Se encontraba en la cama, revisando sus mensajes de texto primero y luego haciendo la debida investigación de ciertos sujetos, pero ante todo, cumpliendo su promesa de no moverse hasta recibir una orden.
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Post by bachpach on Sept 1, 2017 16:11:22 GMT -3
Matilda se rió cuando vio de reojo que Treste se alejaba de ellas casi de a puntitas de pie. Inhaló una bocanada que le llenó la boca y nariz de olor a café y asintió. —La verdad que —Suspiró, mirando a su alrededor, fresca como la mañana—, ¡quién lo diría!, pero sí, Sanna. Todo anda, increíble y maravillosamente bien. ¿Curioso, no? Cómo de un momento a otro las cosas parecen ir en caída libre hacia el más horrible final... ¡Y PAM! —Movió tanto las manos que tiró un poco de café a los costados— De la nada, todo de repente se arregla. Sí, sí —Sorbió otro poco, mientras el movimiento a su alrededor comenzaba a hacerse notar—. Ahora, si me disculpas... —Le dio dos palmaditas al walkie-talkie en su cintura y, tras dejar la taza de café sobre la mesa más cercana, se alejó. —¡Derian, corazón! —Saludó la mujer, manteniendo con firmeza el botón—. Buenos días, buenos días para ti también, querido. ¿O no que lo son? JA JA. En fin, dime, ¿ocupado? Necesito que me juntes a todos los nuevos. Yo mientras buscaré a Lumiere. A Rufus lo veo justo pasando por aquí —Apartó el aparato y gritó—. HEY, YOU. SÍ, EL ELEGANTE SEÑOR DE CONEJO, digo barba! BARBA —Escucharía Derian a lo lejos. Finalmente Matilda volvió a ponerse al habla—. Ya está. A Lumiere lo contacto yo. Júntame a los nuevos y en cuanto los tengas, que vayan a mi oficina. Les explicaré cómo procederán el resto de la semana y les recordaré lo sucedido ayer, porque a estas alturas estoy segura de que ya ninguno recuerda que firmó nada. ¡En diez los veo en mi oficina! ¡Cambio! Satisfecha, guardó el walkie-talkie en su lugar y enfrentó al mago para que lo acompañara a "tirar abajo la puerta del adivino mequetrefe". Le entregó el brazo para que la usara de bastón, y avanzó a paso resuelto. —Lo siento, Rufus, siento que interrumpí tu camino hacia la gloria del desayuno, ¿cierto? Pero te compensaré. Ayúdame a aporrearle la puerta a Lumiere y tendrás budín de chocolate y zanahoria el resto de la semana.
Para Cielo fue divertido el escándalo que Fin había hecho. —¡Ni que fueras de los 50'! —bromeó justo en el momento en que Uzeil dejaba escapar de sus manos la serpentina cinta. La doctora lo ignoró durante unos minutos en los que anotó los datos de Fin a toda velocidad. La letra sólo sería legible para ella. —Bueno, parece que está bien de peso dada tu altura y el ejercicio estricto al que es sometido tu cuerpo. No me gusta sin embargo eso que me dices del dolor de espalda. Pero ya me hablarás más adelante de eso. Por ahora, ya tengo todo lo que quería —Le sonrió y le entregó un frasquito de plástico cerrado al vacío—. Mañana por la mañana te sacaré sangre, serás la primera Fin así que no olvides traer el frasco lleno, con la primer descarga del día! Luego de los resultados podremos ver cómo estás por dentro y programarte una dieta a gusto de la que nadie podrá quejarse —Le guiñó el ojo, y con un movimiento agradable de las manos, la echó. En ese preciso momento se volvió a Uzeil. —¡Pues vaya que eres amable! Pero no te preocupes: Ahora me pagan por hacer esto —Se rió de su propio chiste y sacó una nueva ficha—. Repetiré el mismo proceso contigo, ¡vamos, nada de caras que ya lo has visto todo! Dime, Uzeil, cuántos años tienes y tu nombre completo. Por lo que me dijiste deduzco que la última vez que te pesaste fue hace dos años, así que pesaremos de nuevo. ¿Fracturas alguna vez? ¿Alergias? ¿Algún operación y/o cirugía? ¿Estás tomando medicamentos? ¿Pareja estable? Cielo iba haciendo y deshaciendo a medida preguntaba con total naturalidad, calma y profesionalidad. Su tono de voz no era ni curioso ni abusivo, sino que invitaba a que el chico se relajara. Allí había intimidad de paciente y médico, no debía preocuparse. —Hola. Bruno hizo que Cielo soltara todo lo que tenía en la mano. —SHU, SHU. AÚN NO ES TU TURNO.
Lobelha saldría detrás de Nuria, esperando a Hilaria y Raissa. Al parecer, Sally había aprovechado su guardia baja para desaparecer rápidamente. —Supongo que ahora nuestra tarea es desayunar —asintió, poniendo los brazos en jarra con energía y decisión, como si de eso dependiera una misión de suma importancia—. O quizás debemos buscar a Uzeil y a Sam. Díganme chicas —comentó alegre pero aún somnolienta— ¿creen que hayan sobrevivido a una noche dentro del vagón de Santiago? —Y-yo cr-creo que deberían preg-pregun-n-tarme al revés. Santiago tenía un vaso descartable en la mano con lo que parecía chocolate caliente, y mordisqueaba de forma cómoda un muffin de vainilla. —A mí me parece que dormiste bastante bien, de hecho —se rió Lobelha. Estaba apunto de agregar algo más cuando escuchó los chillidos de la nueva doctora y se volvió a ver. La pequeña mujer estaba intentando empujar a Bruno fuera de su despacho, la escena casi parecía tragi-cómica. —¿Deberíamos ayudar...? —meditó la peliazul durante un momento— El desayuno se ve tentador.
—Si buscas a mis príncipes de peludas coronas, ya están cómodamente reposando dentro de la tienda del circo, esperando a sus futuros compañeros de juego. Thomas sorprendió a Nuria antes de que ella pudiera escabullirse. Se limpiaba grasa de las manos con un sucio pañuelo y, aunque su cabello y bigote estaban impecables, sus ojeras recientes mostraban que se había levantado temprano. Raro en él. Los Omaia madrugadores estaban en peligro de extinción. Con galantería, puso un pie dentro de la cubeta de huesos roídos y se tambaleó peligrosamente en el aire hasta que se sostuvo gracias a la bailarina. —Mi héroe —susurró haciéndole ojitos— ¿Me llevarás a desayunar a un lugar lindo esta mañana? ¿Hmmmm? —Le sonreía radiante, miró hacia el comedor, miró a Nuria y volvió la vista al comedor, todo ceñudo— ¡Pero qué diablos le pasa a Kavi! ¿Acaso lo rompiste, mala mujer? ¡Dime! ¡Confiesa que no lo hiciste bailar hasta el amanecer una de sus locas canciones! Te reto.
Siro se encogió de hombros y pasó junto a la mujer para hacerle frente al Sauron de los negocios. En un último segundo, tecleó rápido un mensaje "Prepárate. Posible llamada por Skype". La sala estaba impecable como siempre, lo que le hizo a Siro preguntarse qué tipo de empresa de limpieza contrataría alguien como Bernard Sauniére. O si se quedaría más tarde por las noches él para hacerlo personalmente. Todo era posible. Mientras reflexionaba al respecto, abrió el maletín con cuidado y comenzó a sacar poco a poco el contenido: Folletos, recortes de periódicos, fotografías y dos carpetas. Le pasó a Cian un pendrive, dándole indicaciones para que abriera un PowerPoint. Otra cosa RARA del día, ya que Siro nunca preparaba nada. Cuando el proyector estuvo listo, abrió las dos carpetas frente a su jefe de manera que su asistente también pudiera verlas: Una rezaba CIRCUS MAXIUM. La otra PETA. Siro hizo un movimiento de mano para indicarle a Cian que abriera el archivo y, frente a ellos apareció la primer diapositiva de su presentación, un grupo de activistas de cuerpo completo pintados como animales y enjaulados, sosteniendo carteles "LOS ANIMALES NO SON NUESTROS PARA USAR COMO ENTRETENIMIENTO". El hombre de rostro inamovible esperó en silencio y señaló la pantalla. —Este es el primer paso, que procederé a explicar con más detalle, señor —Asintió, se cruzó de brazos y miró a los dos partícipes—. Pero preferiría arrancar por el final para captar la verdadera idea detrás de esto. A Circus Maxium no lo podemos atacar como uno, es un bloque. Es impenetrable. Pero —Alzó el dedo— sí uno a uno. Sí a persona por persona, historia por historia. Y ahí es donde entraría nuestra nueva compañera de trabajo. Está esperando una videollamada por si decide hacerla participar de la reunión, señor. Lo siguiente que diría Sauniére sería su sentencia. O su libertad.
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Post by eve on Sept 1, 2017 21:47:40 GMT -3
-Con promesas como esa te sigo hasta el fin del mundo- confesó Rufus mientras aceptaba la ayuda de Matilda y cambiaba de dirección para ir en busca del mago y luego, con un poco de suerte, del desayuno. -Dime-comenzó luego de examinar discretamente (o casi) el rostro de la rubia directora del circo- ¿Tenemos noticias de Hauffman o es que hemos sido liberados de su presencia por una semana más?-rió, pero como no recibió una respuesta rápida ni una celebración, supo que la suerte no estaba tan de su parte - Al menos dime que tendremos tiempo para prepararnos.
Nuria rodó los ojos y le dio un empujón con la cadera para hacerse espacio dentro del cubículo, ya sabía que si quería jugar con los gatitos debía limpiar el arenero. Era un privilegio, según la habían aleccionado desde años antes. -No estoy segura-respondió mientras abría unas bolsas negras para echar los desperdicios- ya estaba así cuando lo encontré-se encogió de hombros- lo cierto es que desde anoche está extraño. ¿Viste cómo miraba a la doctora? Una cosa es tenerle miedo a las agujas, pero la pobre ni siquiera tenía la bata puesta...-la joven se mordió el labio antes de desviar la mirada hacia Kavi, quien seguía sumergido en su mundo. -Creo que incluso en un momento discutieron...¿o me lo imaginé?-rió cubriendose los labios con los dedos- anoche bebí de más-confesó- hasta ellas estaban danzando -agregó jugueteando con los cascabeles que colgaban de algunos mechones de cabello.
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Post by milly on Sept 2, 2017 17:41:29 GMT -3
—Por desgracia, el desayuno tendrá que esperar un poco. Como la sombra silenciosa que acostumbraba a ser, Derian surgió de la nada para interceptar al pequeño grupo de damas y payasos. Les dedicó una mirada de disculpa antes de iniciar las explicaciones. —Matilda necesita a los aspirantes en su oficina. Es momento de ultimar detalles. —Entonces nosotros los veteranos estamos a salvo —Hilaria sonrió. Estaba abrazada a Santiago, preparada para saltar sobre su muffin cuando lo pillara desprevenido.
Uzeil meneaba de lado a lado el rostro colorado para responder con una silenciosa y avergonzada negativa a todas las preguntas de la doctora. Quería salir de ahí antes que le recordaran por enésima vez que sufría de sobrepeso y él repusiera entre balbuceos que en serio estaba haciendo lo que podía en favor de su salud. Pero antes de que su pesadilla se cumpliera, San Bruno llegó para salvarlo. —Gracias —moduló secretamente en silencio hacia el muchacho, muy consciente de que no entendería a qué se refería Uzeil. Lo que estaba claro era que esta oportunidad de la vida no sería malgastada. —Creo que tendríamos que seguir más tarde, doctora —musitó a echar un vistazo a su reloj—. Me parece que nos llegó la hora del desayuno. Se escabulló antes de recibir objeciones, porque no era lo bastante rebelde como para ir en contra de las instrucciones directas de un adulto. Pero la fuga rápida y discreta se fue al demonio cuando tropezó con el siguiente obstáculo.
—Qué bueno que los encuentro —Derian desplazó su mirada de Uzeil al desterrado bruno, y luego a Vallejos—. ¿Hay algún inconveniente si los llevo conmigo, doctora? La directora quiere verlos ahora. —Entonces no deberíamos hacerla esperar —escurridizo, el joven Brambilla fue rápido a acomodarse junto a Lobelha con un sucinto 'Buenos días'. —Si quieres puedo ayudarte a ir por Sally y Sam —la payasa señaló unos vagones más allá, donde los aludidos hacían equilibrio. Llevaba un par de minutos buscando alguna excusa para subirse allá arriba ella también.
Aguardó pacientemente a que todo estuviera preparado, sin que nadie consiguiera notar que hoy, para variar un poco, Bernard se encontraba de buen humor. Y la inusual preparación de Siro ejercía un efecto sinérgico en su estado de ánimo. Sería un buen día para Skyler también, siempre que trajera consigo la idea correcta. Ni las apariencias ni los sentimientos influían mucho cuando se trataba de tomar una decisión, aunque sí decían mucho del futuro de los empleados de Saunière en la empresa. El hombre frente a él estaba al fin rectificando sus últimas equivocaciones, de modo que habían chances para un futuro prometedor. —Divide et impera —recitó el magnate en respuesta a las observaciones de Siro. Por un instante, su mirada dio un pequeño atisbo de aprobación en favor al expositor, para otorgarle un voto de confianza, para desafiarlo a convencerlo. Para que jugara bien su última carta. Echó un vistazo a los documentos y los pasó a Cian. Contempló las imágenes, concentrado. Y al final estuvo listo para proclamar su decisión. —La señorita Vallejos es oficialmente parte del equipo —recordó con voz amable—. Sería descortés dejarla fuera de lo que deseas mostrarnos, Siro.
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Post by Nita on Sept 2, 2017 18:51:33 GMT -3
Las preguntas, las palabras, la expresión, TODO en esa chica a la que apenas conocía provocaron que Raissa se echara hacía atrás en la cama, como alcanzada por un rayo o asustada por un petardo inesperado que explota demasiado cerca. No pudo reaccionar que ya estaba envolviéndose la cabeza en un pañuelo, vistiéndose a las prisas y siguiendo a quienes hubieran compartido carromato junto a ella esa noche y, si tenía suerte, el resto de las mismas. Fin se les unió enseguida tras pasar aquella prueba médica y pasar a las corridas por el carromato de sus padres y dejar a buen recaudo el potecito que le había dado la médica. Al ver a Hilaria y Santiago, Fin se unió a ellos a la par que Raissa mantenía las distancias para con los chicos sabiendo que había un hombre entrajado allí protegiéndole la espaldas. Bufó, se acercó a él y habló en árabe para que el hombre se quedase donde estaba; unos minutos más tarde -frente al aviso de no supo quien- siguió al resto de nuevos a la par que Treste se presentaba al grupito ahora reducido de personas con el fin de encontrarse con Hilaria y Santiago. -¿Van a ir a desayunar? -preguntó este último mirándoles a los tres, sobretodo a Hilaria. -Deja respirar a Santiago...-quejó.
Lumiere estaba, Lumiere estaba patas arriba, en su colchón durmiendo la quinta octava de la noche con el mazo de cartas del tarot esparcidas por doquier. Sin embargo, se levantó alterado, de sopetón, golpeándose la cabeza en el pequeño estante que tenía encima de... Frotándose la cabeza se percató que había dormido con la cabeza donde normalmente tenía los pies y... Los jodidos golpes. No paraban, ¿por qué no paraban? ¿Qué hora era? Gruñó con aliciente de maldición y se levantó logrando no darse un mamporrazo de bruces al suelo de puro milagro. A tropezones, bostezos y maldiciones varias, logró llegar, abrir la puerta del carromato y gruñirles tanto a uno como al otro que estaba despierto -y bien despierto- y que podían esperar a que se vistiera por lo menos. -... y café, no soy persona sin café -les aguantó la mirada pero estuvo tentado a azotarles la puerta en las narices.
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Post by bachpach on Sept 2, 2017 19:18:15 GMT -3
¡Y por suerte ellos estaban libres de toda culpa! pensó Santiago, olfateando el peligro y tragándose el último pedazo de muffin de sopetón antes de que su compañera pudiera robárselo en un descuido. Hilaria no sólo era rápida con las palabras, el payaso VAYA que lo sabía. ¡Las tostadas, las últimas porciones de tarta y queso que había perdido en batalla...! Por eso Derian fue como una luz en el camino para todos. Quizás no para los ingresantes. Recordaba lo asustado que había estado él... Quitó esos pensamientos de su mente y vio cómo el hombre se alejaba para arrear a otros dos que ya los veía a lo lejos.
La doctora podría haber trinado y poner los ojos en llamas ante la osadía, ANTE LA TRAMPA de huir de un análisis suyo. De no haber sido porque tanto a Bruno como a Uzeil, los había salvado Derian. —¡N-no! —Se acomodó el cabello y dejó de intenta mover al inmovible Bruno de su lugar, haciendo que éste se cayera de bruces al suelo. Lo observó un segundo y se volvió a Derian con una sonrisa nerviosa—. No hay ningún problema, luego hablaré con Matilda para coordinar citas con todos. Es decir... Entrevistas, revisiones médicas. Ya sabes. Ahora, chicos, buena suerte. Les sonrió, pero cuando el lanzallamas no vio, aprovechó para fruncir el ceño y señalarse los dos ojos, acto seguido, señalar a los que se le habían escapado. Era una promesa.
—¡NO HARÁ FALTA! —exclamó Santiago y rápidamente se llevó las manos a la boca para taparse. No había tartamudeado, pero no esperaba que le hubiese salido tan fuerte. Miró a Treste, miró a Derian, cohibido—. E-eh qui-quiero decir... Yo-yo escoltaré a Hil a desay-yunar, De-Derian. T-tú encar-cargate de los in-in-ingr... —Suspiró mientras empujaba por los hombros a su amiga payasa con dirección a la cocina y hacia Sanna— Nuevos. ¡B-buenos dídias, Treste! Lobelha no perdió la oportunidad para darle un codazo a Uzeil, disimuladamente. —¿Dónde estabas? —murmuró entre dientes. En ese momento reparó que Bruno estaba paradita y tranquilo de pie junto a Raissa, le sacaba casi una cabeza, así que la miraba con curiosidad desde arriba— ¿Y qué hacías con Bruno? En ese momento las palabras del calmo entrenador de fuego hicieron mella en sus oídos y Lobelha se tapó la boca en una expresión de sorpresa como la de Santiago unos momentos antes. —¿De verdad están empezando las pruebas entonces, Derian? —susurró juntando las manos y con brillitos en los ojos, bien grandes, bien abiertos— ¿Esperamos a Sam y Sally o... o vamos yendo?
La primera reacción de la directora del circo fue una mueca, pero que rápidamente se transformó en sonrisa. No, hoy no pensaría en Hauffmann ni por un segundo. Dándole unas palmaditas en la mano vieja que le rodeaba el brazo, Matilda asintió. —Pueeees... Dijo que vendrá a ver las audiciones. Lo sé, lo sé, no me pongas esa cara. Pero siento que todo saldrá bien. Así que si yo no me preocupo, tú no te me preocupas, ¿entendido? Justo en ese momento vieron el malhumor de Lumiere descender como una nube de tormenta sobre ellos. Matilda le estampó un café (envuelto y calentito cortesía de Sanna, Shakespeare la ampare) justo en el pecho a Lumiere, con una sonrisa radiante. —Usted no se va a ningún lado. Su vestimenta puede esperar —Su sonrisa de Barbie Malibú podría haber asustado a cualquiera—. Usted nos acompaña a Rufus y a mí a mí despacho que estamos justo por recibir a los ingresantes para contarles cómo será toda esta semana. Mientras los demás se preparan, nosotros vamos a darles una bella introducción, ¿eh? ¿Qué te parece Giordetti? ¡A que no es un lindo día! Andando, tengo una bata en mi habitación que te irá de maravillas—exclamó, dando media vuelta esperando que la siguieran.
Thomas se había sentado sobre una cubeta y apoyaba su peso sobre una escoba, claramente sin mover un pelo del bigote, o bueno, sí. Pero solo eso. Mientras Nuria hacía gran parte del trabajo, el domador de leones se había detenido a observar a su amigo musical. —Ahora que lo dices —reflexionó, jugando con la punta de su bigote y perdiendo la mirada en Kavi, más allá batallando con los trastos—, es decir, casi no le presté atención porque estaba muy ocupado mirándote a ti, nena... Pero sí —resolvió cruzándose de brazos, ceñudo y asintiendo. Kavi de malhumor era casi tan imposible como Kavi villano. COMO KAVI SECUESTRADOR DE PANDAS BEBÉS— ¡No! —chilló sin darse cuenta, con espanto, llevándose una mano al pecho. Al volverse a ver la expresión de Nuria, se puso serio de nuevo y negó con la cabeza—. Pero ahora que lo dices es cierto. Claro que no noté ese pequeño detalle femenino en el relato, pero ni siquiera me di cuenta cuando tú estabas cortejando con este indefenso galán —Se señaló—. No me puedes pedir mucho. De un salto se puso de pie. De verdad parecía conmovido. —¿Debería ir a hablarle? ¡Ya sé! —sonrió radiante y le tomó la mano— ¡Los dos deberíamos! Dicho y hecho. No hubo vuelta atrás. Kavi no podía ser un secuestrador de pandas bebés. —"Kavi, amigo" le diré "Sabemos que son tiernos, sí, pero aún así, no podemos robárselos a los chinos"
Las palabras fueron música en sus oídos. Siro, por primera vez en mucho tiempo, sonrió. Contento. Así era el. Ni mucho ni menos. Asintió y miró a Cian, sabiendo que pronto resonaría en el portátil de Brisa la llamada en espera. "Vamos" pensó "Contesta, mequetrefa. Sé que tu puedes"
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Post by eve on Sept 2, 2017 22:35:42 GMT -3
-Y te gustará- agregó Rufus alentando a Lumiere a salir del carromato- tiene conejitos. Antes de que pudiera decir que no, ya lo habían sacado, aprovechando el desierto que era la feria en esas horas de la mañana y confiando que Derian tenía a los ingresantes controlados y a los circenses entretenidos. Al menos a la mayoría, más allá vería a las dos siluetas de Aphrodite y Sam balanceándose peligrosamente desde uno de los techos. Con un gesto los apuró a correr con el resto, dio el mensaje por recibido cuando la muchacha alzó los pulgares luego de golpear la cabeza del chico.
-¡No lo haré!- renegaba Sam intentando zafarse del agarre de Sally sobre uno de sus brazos- ¡Yo no quiero saltar ni girar! -Pero solo así lo haremos más interesante- explicaba ella cada vez más despierta a medida que el efecto adormecedor de los cupcakes con gladeado se le pasaba. -Y más probable que vomite frente a todos -Al público le gusta un buen show-seguía ella- Créeme, sé de esto. Estaba loca, loca, loquísima. Hilaria lo perturbaba menos con sus exagerados gestos de hiperactividad. Al menos ella no lo hubiera perseguido hasta acorralarlo sobre los vagones. -Entonces, si no quieres.... hagamos algo. -¿Qué?- preguntó él con desconfianza. -Salta desde aqui-retó la rubia. -ME VOY A FRACTURAR -¡Pero si ya tenemos a alguien para que te arregle! Y el jaleo empezó de nuevo y siguió por un rato hasta que vieran al trio pasar, uno de ellos usando unos bonitos calzones, como pudo apreciar Aphrodite. Acto seguido le dio un golpe en la cabeza a Sam con algo que sonó a "margarita". -Vamos, nos llaman. Cinco minutos después se encontraban con el resto del grupo.
No podía mantener la seriedad con él, no si le salía con teorías sobre conspiraciones y desapariciones de pandas. Menos si entre frase y frase le coqueteaba descaradamente y la hacía ver como la culpable. Calma, nutria, autocontrol. -No vamos a ir a hablarle de chinos y pandas, Thomás-dijo resistiéndose y tratando de tirar de él hacia ella, pero era demasiado tarde, porque ya estaba siendo arrastrada cual banderín fuera de la jaula hasta quedar ambos plantados frente al otro gitano. -Bigotes quiere hablarte de algo importante-dijo rápidamente cediéndole la palabra al domador, pero Kavi fue más rápido y ahora era él quien sacudía a Thomás por los hombros, gritando que veía su cara en todas partes, que estaba imaginando cosas, que no estaba borracho porque él solo bebía agua y que por qué sabía lo de los chinos. Porque, seamos sinceros, siempre había chinos de por medio. Nuria nunca había deseado tanto un celular para grabar ese momento.
No contestó el mensaje de Siro solo para mantener la chispa de aterradora incertidumbre entre ellos, pero por primera vez, estuvo atenta al celular. Por eso, cuando la llamada entró, contestó luego de tres timbradas. No fueran a pensar que estaba taaaan al pendiente. -Brisa aquí.
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Post by milly on Sept 3, 2017 1:29:37 GMT -3
—Luego iré por ellos —la afirmación iba dirigida tanto a Lobelha como a Hilaria, que miraba con añoranza los vagones a la distancia—. Respecto a las pruebas, supongo que ahora se enterarán de todo —mostró el walkie-talkie—. Yo solo soy el mensajero. ¿Vamos? Derian se sorprendió pensando que todo estaba resultando demasiado sencillo en lo referente a ofrecer su ayuda a Matilda, y le parecía verdaderamente sospechoso. ¿Cuántas veces había visto correr a Alejandro de un lado para otro, conteniendo a duras penas el terrible impulso de arrancarse el cabello? Se auto-convenció de que se trataba, simple y llanamente, de la suerte del principiante. Así podía mantenerse alerta para cuando el caos, aquel viejo amigo de la familia Maxium, volviera a visitarlos. Pero tal vez se preparó demasiado, y demasiado pronto. Porque cuando Sally y Sam fueron al encuentro del grupo, así de fácil, sin que Derian tuviera que llamarlos siquiera, llegó incluso a sentirse decepcionado. Para no sentirse un inútil del todo, se obligó a recibirlos comentando lo evidente: —Buenos días, muchachos —la educación ante todo. Señaló el lugar donde la oficina de la directora se instalaba, a menos de diez metros de distancia—. Vamos con Matilda. Necesita verlos ahora. Uzeil, que durante el breve recorrido había relatado entre susurros ansiosos a su amiga peliazul su instante de aprietos con Cielo y el posterior rescate de Bruno, saludó a los recién llegados con una sonrisa nerviosa. Estaba aterrado por el inminente encuentro con la directora, pero no iba a reconocerlo. —¿Qué estaban haciendo allí arriba? —les preguntó, sin poder evitar mirar de reojo al guardia que seguía al grupo, como una sombra siniestra que alimentaba sus pensamientos más conspirativos—. Se veía... peligroso.
Hilaria no sabía qué era lo que más le rompía el corazón, si ver partir al grupo de aspirantes sin saber qué iba a ser de ellos, o que Santiago hubiera liquidado su muffin sin siquiera compartir una migaja con ella. Payaso ruin y egoísta. Si se salvó de la tornado hilarezco fue solo porque Treste llegó para protegerlo. Pero ya no había más por hacer. Miró al payaso mayor y se colgó de su cuello; Terna tendría que contentarse con la indiferencia hasta que la payasa tuviera algo en el estómago para olvidarse de la reciente afrenta. —¿Con qué maravilla nos sorprenderá Sanna esta hermosa mañana, Treste?
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Post by Nita on Sept 3, 2017 4:43:25 GMT -3
Traicionado vilmente por la rápida actuación de Matilda, descalzo y casi mostrando sus vergüenzas al mundo, Lumiere no tuvo más que seguirles y ser arrastrado vilmente hasta el carromato a la par que sostenía el café como buenamente podía. -¿Es algún tipo de venganza sacarme así del carromato? -cuestionó a la mujer, preguntándole por eso y por más. Por un pasado que no quería abandonar su cocotero, como si ese pasado pudiera torturarle de alguna forma vil y maldita como aquella. Pasó de largo las mesas del desayuno mirándola como si fuera un reo al que llevan al patíbulo. Una vez llegaron donde Matilda tenía el despacho, se calzó aquella ridícula bata y se bebió el café casi de trago. Aquello no representaba seriedad alguna pero quizás Matilda quisiera vengarse de él por algo que él aún no entendía.
Fin desayunaba y miró a su padre pero prefirió callarse cuando Hilaria se le colgó del cuello. Mordisqueó su tostada y Sanna misma le puso la mano en la cabeza a Hilaria. -Matilda a secuestrado a Lumiere por lo que me quedé sin pinche, hoy os conformáis con lo que haya -bufó la mujer, mirando a su marido que simplemente se encogió de hombros. -Mamá -reclamó Fin y la mujer la miró tiernamente para acercarse a ella y hablar a la par que Treste miraba a su koala particular.- Ahora siéntate y desayuna, por favor. -Le pidió.
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Post by bachpach on Sept 3, 2017 20:03:39 GMT -3
—¡Oh, vamos! —quejó la mujer haciendo un ademán con la mano para espantar ideas— ¡No me pongas esa cara! Esto se debe a los ingresantes, Lumiere cabezotas, te juro —Matilda hizo una cruz sobre su corazón— que no tiene nada que ver con lo sucedido ayer en la fiesta. Con una carcajada maliciosa de cuervo, hizo pasar a sus viejos amigos a su despacho. —Acomodense sin problemas. En cinco minutos vuelvo. ¡Ah, y no toquen los cajones por nada en el mundo! —exclamó ya desde lejos. Matilda sacó de nuevo el walkie-talkie y apretó el botón— ¡Excelente trabajo, Derian! Ahora te tengo algo un poquito más difícil. Mientras nosotros preparamos a los pequeños retoños, dile al resto que vayan preparando la carpa como cualquier otro día de entrenamiento.
Thomas rápidamente formó una mueca de horror en el rostro. No había esperado que las cosas fueran tan terribles. Vaya, Nutria había dicho de verdad que de verdad Kavi estaba desequilibrado y NO EXAGERABA. Tenía ganas de esconderse detrás de ella y que con sus habilidades femeninas se encargara del drama... pero Kavi era su amigo y no podía bajo ningún concepto defraudarlo, así que hizo lo más lógico que un hombre podía hacer en una situación así. Frenó al musico justo a tiempo y le pegó un bofetazo. —Vaya. Eso se siente terrible —dijo y se volvió a Nuria—. Fue lo único que se me ocurrió —se apresuró a agregar en su defensa. Asegurándose de que el hombre no iba a lanzar chispasos y descomponerse como un robot, Thomas de forma muy cautelosa volvió a acercarse a él y le apoyó una mano sobre el hombre. —Quéeeeee tal si nos cuentas bien todo mientras te sirvo un café, Kavi? ¿Eh, eh? —Buscó apoyo en Nuria, instándole con la mano y una sonrisa radiante—. Con hilo conductor, coherencia, personajes y detalles cronológicos, ¿eh? Tooooodas esas cosas que necesitas para no parecer un chiflado y que son tan lindas para hacer las historias entendibles. ¿Qué dices, eh Kav? ¡Mira, si ya están todos esperando afuera, tomando un rico desayuno! ¡Yum Yum! —Volvió a buscar apoyo en Nuria, mientras se relamía y se acariciaba la panza, y le guiñaba el ojo. Hablarle como a los locos para Thomas estaba dando resultado aparentemente— ¡Seguro que ahí encontramos a nuestro buen amigo Derian, además, la voz de nuestra razón en este enjambre! Él siempre tan responsable —Le rodeó los hombros con un brazo y lentamente lo fue guiando hacia el motorhome de Sanna. Con el brazo libre le hizo señas a Nuria. "POR FAVOR, NO TE ATREVAS A ABANDONARME" podría haberse entendido entre todas las cosas que dijo en lengua de señas.
El payaso se había visto obligado a ocupar el espacio junto a Bruno cuando Hilaria se abalanzó sobre Treste. Parecía una bomba a punto de explotar. —¡Ho-hola Mat-atilda! —saludó cuando vio llegar a la directora. —¡Buenos días a todos! —La mujer sonrió y se zambulló en la cocina sin decir más. Acto seguido salió con las manos repletas de cosas. Santiago se volvió tanto a su amiga como a su jefe de payasos. —¿Ha-ha-había masitas con chocolate? —Sus ojos parecían los de un cachorro. —Yep —se le adelantó Bruno, mientras le daba un sorbo a su té—. Había.
Las preguntas que tuviesen que responderse entre sí, serían dejadas para más adelante. Pronto los cinco ingresantes estuvieron frente a las puertas del motorhome de Matilda y serían invitados adentro. Frente a ellos los esperarían Rufus y Lumiere, y entre ellos, un asiento vacío. Había dispuestos frente al escritorio que los separaba cinco asientos de diferente procedencia, entre banquetas, sillas de plástico y un elegante sillón viejo, de manera que los recién llegados estuviesen apretados por el poco espacio, sí, pero cómodos. No hacía falta que Uzeil dijera nada para que Lobelha se diera cuenta de que estaba tan nervioso como ella en ese mismo momento. Agarró la primera banqueta que tuvo a la vista y tomó asiento, sonriendo tímidamente al simpático mago y echándole una miradita fugaz al vidente que parecía extrañar la calidez de su almohada. Miró implorante el resto de sus compañeros para que se sentaran, porque le daría un ataque si, de forma deliberada y estúpida, acababa descubriendo que había cometido la insensatez de ofrecerse como la primera víctima del día. La entrada de Matilda detrás de ellos al recinto la sacó de esa duda. —¡Siéntense, vamos, sin miedo! —comento alegremente pasando entre los presentes para tomar su lugar entre sus dos viejos compañeros. En la mano llevaba dos cafés y dos platos con masitas cubiertas de chocolate. Depositó uno de los cafés frente a Rufus, otro frente a Lumiere y dispuso los platos con variedad de confituras en el escritorio al alcance de todos. Lobelha, luego de la propia directora, fue la siguiente en abalanzarse sobre las masitas. Sino comía algo, iba a vomitar de los nervios. Quería decirle a sus compañeros que se sentía como Hanzel y Gretel en la casa de la bruja, que era débil y que probablemente Matilda ya se la habría cocinado al vapor de todas las golosinas embuchadas.
Siro sonrió. —Llamada por Skype —Bruja loca pensó y miró a Cian para cerciorarse. En cuanto la cara de Brisa apareciera al otro lado de la pantalla, Siro comenzaría a explicar la información que tenía. Sabía que si Sauniére le había dado el visto bueno era porque ya había entendido parte del plan, él en ese momento estaba brindando la base, lo sabía. La fase de procedimiento sería lo que decidirían durante el curso de esa mañana, siguiendo la directiva del jefe. —¿Puedes vernos? —Siro se acercó a Cian y miró por sobre su hombro, saludando a la pantalla—. Bien. El señor Sauniére accedió a hacerte parte de la reunión, así que puedes considerarte oficialmente parte del equipo. Introduciré la idea que estaba por explicarles a los presentes —le comentó y se alejó para referirse a todos. Las luces se apagaron. Cuando la diapositiva de los activistas dio paso a la definición de PETA, Skyler comenzó a hablar. Seguía al circo hacia ya dos años, disimuladamente participaba en todas las funciones y era consciente de que los aparatos electrónicos ahí dentro de esa carpa no tenían nada que hacer. Lo había comprobado en México con todos los dispositivos que se le habían ocurrido. Incluso hasta los lectores de actividad poltergeist que usaban en Sci Fi. El circo contaba con trabajadores locales a cada lugar al que iban, pero por algún motivo, nunca había logrado coordinar una entrevista decente con ninguno de ellos. No había distinción de clase, rentaban el terreno tanto a dueños de grandes hectáreas como a humildes chacareros, y cuando eso no era posible, la directora y el inversionista intervenían con la municipalidad y/o gobernanza de la localidad. En ese momento aparecieron en pantalla dos rostros en distintas situaciones, la mujer captada en algunas entradas al circo, fuera de algún edificio municipal o comprando doritos en un kiosco. El otro rostro era menos conocido para el resto del mundo, pero no lo sería para Bernard Sauniére: Herr Adolf Hauffmann era un conocido inversionista del mercado y en este punto Skyler hizo una salvación ¿Por qué invertía en un circo un sujeto de reputación conocida? No lo sabía, pero más interesante ¿por qué una entidad como Circus Maxium permitía que alguien como él invirtiera en su negocio? Eso era, según Skyler, algo importante a descubrir. —Porque no dudo, ni por un segundo, que viendo las maravillas que logra este circo, no hayan intentado otras personas en invertir en él. Personas mucho más gratas o apegadas al negocio. Continuó. La seguridad era privada. Nunca la había visto pero sabían que estaba ahí porque había escuchado, nunca visto, cómo una vez habían echado a un dúo de jovencitos revoltosos. ¿La necesitaba realmente? Siro no sabía. Había algo que lo hacía dudar y tenía que ver con el show y el resto de los personajes que participaban del show. Una lista apareció, encabezada por imágenes con signos de interrogación. En total Siro contaba cerca de 11 u 12 como los artistas protagonistas detrás del show, sin mencionar a los extras. De ellos había ido sacando fotografías a lo largo de los dos años que los había seguido, cuando se disfrazaban y publicitaban en las calles. Inmediatamente desfilaron por la pantalla imágenes de Hilaria y Santiago haciendo equilibrio con Fin. Fotografías más viejas de Treste y Rufus en un acto de magia en medio de la Puerta del Sol. Nuria bailando, Kavi detrás rodeado de instrumentos bajo la Torre Eiffel, mientras Lumiere repartía cartas con los ojos cerrados. Los payasos y Derian, como dragones, en medio de los festejos del Año Chino, rodeados de niños. Las bailarinas los rodeaban y Thomas bailaba una pieza con Nuria. —Pero aquí está el primer traspié del circo. Cian, ve a la carpeta que dice "Viejo". Dale a la primera imagen. Era difícil decir la época, pero parecían los 90' por como la gente estaba vestida al rededor. Estaban todos los artistas que habían aparecido antes, con una salvedad. Un domador de leones aparecía entre ellos, y junto a él, un león bostezaba abriendo grandes las fauces. —No la saqué yo y no pude ubicar a quien lo hizo, pero la encontré entre recortes viejos de periódico —Siro se había paseado por la sala durante la presentación, justo en ese momento se detuvo y señaló la pantalla—. No suelen anunciarlo en las propagandas, porque saben que eso sería un problema, y de hecho, por cómo juegan las luces y los vestuarios, cualquiera podría decir que esos leones (Creo que son más de uno) son títeres, trucos por computadora o incluso actores. Eso pensaba hasta que recordé esto y fui a la última función. No creo que sean de mentira. Creo que Circus Maxium de verdad está usando leones para su espectáculo. Y creo que —Le acercó a Bernard un folleto de PETA, deslizándoselo por la mesa— a ellos les gustaría enterarse.
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Post by eve on Sept 3, 2017 21:20:23 GMT -3
Luego de respirar profundo un par de veces, Kavi se dejó guiar hacia el comedor, mirando siempre alrededor como si los fueran a seguir. Pero no había nadie más que la gitana cual guardaespaldas detrás de ellos. -¿No está ahi, cierto?-preguntó él, pero ante la mirada confundida de ambos decidió entrar de primero para asegurarse de que la doctora no tomaba desayuno ahi en ese momento-Bien...todo seguro. Nuria le lanzó una mirada extrañada a Thomás antes de encogerse de hombros y entrar tras él. Saludó a los que estaban comiendo y fue a robarle a Sanna unas tazas. Kavi había ido a parar a los sitios más alejados del grupo, mirando frenéticamente a la entrada como si esperara que alguien entrara. -He sido engañado- declaró en voz baja cuando estuvieran los tres en la pequeña mesa-Se han burlado de mi. Me han roto el corazón-gimió lanzándose acongojado y echando por poco el café al piso.
Sally y Sam tomaron su lugar luego de Lobelha. La primera no cogió nada de la mesa, su estómago empezaba a reprocharle por la media docena de cupcakes embutidos en la mañana. El muchacho, sin embargo, atacó la bandeja al instante. No le habían dado chance a comer aún. Alzó la mirada solo para ver que tanto el mago como el adivino estaban en la misma situación. Aunque al menos uno de ellos había podido terminar de vestirse. Estar reunidos ahi le ponía un tanto nervioso, como a todos, pero sentía más confianza que la noche anterior. Incluso empezaba a considerar la oferta de su compañera de trenzas sentada a su lado.
Saludó con un breve asentimiento de la cabeza y luego se dedicó a observar en silencio la presentación de Siro, mientras tomaba algunas notas cada que un rostro nuevo aparecía entre las fotos. Debía admitir que había hecho bien su trabajo y entre las pocas cosas que sorprendían a Brisa, el profesionalismo del joven acababa de ser una de ellas.
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Post by bachpach on Sept 4, 2017 11:53:28 GMT -3
Thomas llegó a esquivar el chorro de café hirviendo a duras penas. Miró las gotas peligrosas en el suelo y le dio un sorbito a su propia bebida para aclararse la garganta, no sin antes dedicarle una significativa mirada a Nuria: Ayúdame en esta. —Ehm, Kavi. Kavito —El domador de leones apoyó una mano sobre la taza de café para apartársela hasta que estuviera en condiciones de no morir derretido. A continuación colocó su mano sobre el antebrazo del músico—. Vas a tener que esforzarte un poco más y explicarnos qué es eso de "No está aquí", "He sido engañado" y "Me han roto el corazón". De lo de los chinos hablamos en el cuarto —le susurró para que Nuria no escuchara, muy serio y entrecerrando los ojos—. Pero volvamos, volvamos, querido amigo porque Nuria —La señaló—, aquí presente, me dice que estuviste observando, hasta casi ACOSANDO a nuestra nueva doctora durante toda la noche ¡Vaaaamos, hombre! ¡Que acaba de llegar! ¿No crees que podrías estar, digo, no sé... ASUSTÁNDOLA? El hombre de bigote parecía la presentadora melodramática de un programa sobre conflictos legales presentando al acusado ante el público.
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Post by milly on Sept 4, 2017 14:42:49 GMT -3
—No te quejes, tú comiste un muffin —Hilaria atacó a Santiago, todavía resentida. Luego se volvió a la señora y dueña de la cocina—. Y lo que haya es magnífico siempre que lo prepares tú, Sanna, así que no será necesario conformarse. Que Lumiere haga lo que le venga en gana con los nuevos, mira que aquí nos la vamos a arreglar de maravilla.
Cuando Derian llegó a reunirse con la familia para el desayuno, la payasa ya se había comido tres tostadas con mermelada e iba por la cuarta. Volvía a estar de humor suficiente como para compartir su humilde botín con Santiago, y hasta con Bruno. —Buenos días —saludó el domador de fuego con su rutinaria amabilidad, tomando asiento donde encontró lugar desocupado junto a Fin y disponiéndose a servirse una merecida taza de té. Pero antes del agua caliente, el azúcar o las bolsas de infusión, lo que sus ojos siempre taciturnos se encontraron sobre la mesa fue la desesperación patente en el rostro del compositor. Se movió unos asientos en dirección al pequeño grupito, preocupado, separando los labios para preguntar... —Oye, Kavi —Habiendo sobrepasado la posición del lanzallamas, de pronto la payasa se instalaba a espaldas del interrogado y depositaba un plato frente a él, dándole unas palmaditas de cariño en la cabeza. En el recipiente de loza desteñida, una tostada de sonrisa de mermelada y ojos de mantequilla miraba al desdichado y sus dos acompañantes. Derian sonrió involuntariamente, conmovido, mirando a Thomas y a Nuria como un padre orgulloso. A pesar de su personalidad hipersociable, estaba claro que la inteligencia emocional de Hilaria estaba muy por debajo de la mayoría de los miembros del circo. Pero siempre se las arreglaba para sorprender al resto demostrando que ella observaba y entendía las cosas a su modo, y solucionaba los problemas a su modo, también. A veces, las palabras eran innecesarias. Derian debía recordarlo más a menudo.
Uzeil se quedó como una estatua en el asiento y ni siquiera se atrevió a echar una mirada a la comida que tenía en frente. Porque si lo hacía probablemente le iba a vomitar encima. Y eliminar sus contenidos gástricos sobre la hospitalidad de la directora no era, bajo ningún punto de vista, la mejor forma de empezar a trabajar en su reputación dentro del circo. Así que mantuvo la boca cerrada, a la expectativa, paseando su mirada del mago a la directora y al adivino, del adivino a la directora y al mago... y así sucesivamente, hipnotizado, rogando a los dioses de los circos que por favor no lo hicieran enloquecer antes de tiempo.
Le gustaba lo que veía, le gustaba detectar la preparación, el esfuerzo y el excesivo cuidado detrás de cada detalle. Sabía cómo funcionaban estas presentaciones; Siro intentaría llamar su atención, acudiría a todas las estrategias de oratoria existentes para despertar su interés, pero no le interesaba que los esfuerzos excesivos consumieran a su trabajador antes de tiempo. Así que interpretó su bien papel. Mantuvo silencio, observó con atención cada nueva imagen y se preparó para pronunciar su parlamento cuando el joven le otorgó el espacio. —Sería un desafortunado inconveniente para el circo tropezar con una piedra de semejante tamaño en el camino —Bernard coincidió con la evidencia implícita que acompañaba al folleto ahora abierto en sus manos, las insinuaciones de las últimas observaciones. Después de revisar el papel con desinterés, volvió a fijarse en Skyler—. Quisiera saber, Siro, de qué forma nos beneficiaría a nosotros una crisis como esta en Circus Maxium... y si efectivamente dará algún resultado. Es un escándalo, sí, uno grande, pero no hablamos de una presa inocente cualquiera. Tú, Cian y yo sabemos que Maxium es un lobo con piel de oveja, uno que ha sabido salir airoso de otros grandes dilemas en el pasado. Y faltaba todavía mencionar qué papel jugaba en todo esto la mujer de la videollamada. Pero Saunière no apresuraría las cosas. Tenía claro que faltaba mucho por exponer, y a pesar de su posición, el publicista e inversionista era un magnífico oyente. Y la paciencia era aquel día un recurso inagotable.
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Post by eve on Sept 4, 2017 20:41:42 GMT -3
Luego de mucho tiempo volvía a sentirse realmente feliz. Tenía dinero, tenía una casa y estaba a punto de casarse. No lamentaba haberse separado de la caravana, pero le dolía que sus padres ni siquiera hubiesen respondido a la invitación. Para los gitanos es una gran ofensa eso de dar la espalda a las tradiciones y tomar otras nuevas, pero en verdad había esperado que hicieran a un lado las diferencias para acompañarlo en ese día tan especial. Susan le había indicado qué era lo que debía de hacer, incluso parecía divertida ya que normalmente la novia era quien estaba más nerviosa en el día de la boda, pero ahora era él quien iba de un lado a otro, revisando que todo estuviera en orden, que no faltara ningun detalle, que ella tuviese todo a la mano y él también. Damas de honor no habían, Susan no tenía amigas en el país, padrinos tampoco, porque no sería justo. Los invitados eran todos sus amigos en común, como pudo apreciar cuando enviara las tarjeta por correo. En ese momento no le pareció extraño que su prometida no invitara a la familia, tal vez lo había hecho por internet. Después de todo, ambos eran extranjeros. Se miró en el espejo con una sonrisa de oreja a oreja, orgulloso de lo que veía. Si le hubiesen dicho un año antes que sería millonario, se hubiese reído a carcajadas. Los gitanos no tenían esa suerte, por eso era necesario dejar esa vida atrás y perseguir a la suerte que iba en forma de mujer y tenía unos ojos por los que mataría a su propia madre. No lo dudó ni un segundo cuando la encontró entre el público en la plaza mientras hacía un show para ganarse el día, no lo dudó cuando se le acercó para hablar o cuando la sonrisa le invitaba a ir más allá. Por eso, cuando ella se lo propuso, aceptó inmediatamente en un acto de locura, armó las maletas y se despidió sin mirar atrás. En ella estaba su destino y 3 meses más tarde comenzaría a ver los resultados, los números creciendo en sus nuevas cuentas...aunque él no comprendiera exactamente cómo, era ella quién siempre lo guiaba y llevaba a reuniones. Ella hablaba y él la admiraba. Diez minutos para la ceremonia, debía apresurarse. Entró a la capilla, saludó a sus amigos que ahora felicitaban al novio. ¿Y la novia? No la veía desde la noche anterior, era de mala suerte le habían dicho. Risas. Fue a su lugar frente al altar y esperó. Esperó más de lo que nadie hubiese hecho, esperó incluso cuando le dijeron que ella no estaba. Esperó paciente aun cuando la noche había caído y el párroco le indicó que debía cerrar el templo. Esperó todo el día siguiente y un poco más en la puerta de ella. Para cuando volvió a la casa que sería de ambos, ésta estaba vacía al igual que las cuentas de ahorros. Susan se había ido y lo había dejado solo en ese país de hielo.
Casi se echa a llorar cuando descubrió el rostro impreso en la tostada. Levantó los ojitos acuosos y brindó por Hilaria con lo que quedaba de café, luego se lo tomaría de golpe y dejaría la taza vacía sobre la mesa. Nuria notó que Kavi estaba dudando de nuevo, tal vez porque ahora no solo eran Thomás y ella, sino porque la atención de pronto se había concentrado en él. -Kavi, querido- dijo ella apoyando una de sus manos sobre el brazo del gitano- puedes contarnos lo que ocurre. Somos tu familia y nos preocupamos por ti- miró alrededor en busca de apoyo y recibió los asentimientos que necesitaba para continuar- Por muy complicado que sea, por muy loco, por muy peligroso...solo dinos qué te está perturbando. El hombre la miró y habló con una voz grave y temblorosa en una lengua que solo Nuria pudo entender y es que desde la llegada de Kavi unos años atrás, estos se comunicaban entre sí (cuando una emoción muy fuerte les atrapaba el corazón) únicamente en su dialecto gitano. Ahora era la chica quien dudaba, pero ante la afirmativa de él le pidió a una de las bailarinas que cerrara la puerta con llave. -Es sobre esa mujer - explicó- Kavi dice que la doctora es quien lo abandonó en Rusia.
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Post by Nita on Sept 5, 2017 10:17:44 GMT -3
Cuando llegaron al interior del carromato, Raissa se sentó con la espalda bien derecha en el huequito que encontró y observó, con mucho nervio, a los hombres que tenía enfrente pues, ciertamente, era la primera vez que se quedaba frente a hombres desconocidos sin nadie de su familia y/o prometido al lado. ¡¡Y A CARA DESCUBIERTA!! Aquello le parecía lo más mágico que jamás hubiera llegado a imaginar que le pasaría y ahí estaba, observando como esa mujer se adentraba en el apretujado lugar y depositaba aquellos dulces. Tímida, alcanzó uno pero no comió a la espera que aquella reunión empezara a la par que Lumiere, expeditivo él, tomaba su segundo café sin nada en él preparado para lo que fuera que Matilda tenía a bien de tener preparado. Si bien no era la primera vez que asistía a un evento de esos, si era cierto que, después de las visiones, aquello tomaba una tonalidad totalmente diferente a las demás.
[...] ambos estaban felices en la cola para entrar a ver el Gran Espectáculo de aquel reputado circo. No sabían qué iban a encontrarse en el interior pero, ¿por qué no intentarlo, cierto? Solo querían pasar una agradable tarde recordando cuando eran niños, inocentes niños lejos de los problemas de los adultos. Cuando finalmente pudieron ocupar sus asientos en las gradas semicirculares fue... Él la agarró de la mano y se la acaricio y ella se pegó a él, sonriente, ilusionada. Iba a ser la mejor función de sus vidas... [...] El brazo tras la espalda y aquella media función desgranándose frente a ambos y el resto del público en particular. La mirada fue intensa, seductora,... amarga. "No, no, no..." El futuro se diluía en negro, golpes que herían la carne, gritos que maldecían la comida poco salada, el guiso mal hervido, los pantalones mal planchados. "No, no, no... " El miedo en los ojos que ahora contemplaba, tan real y tan tangible, tan claustrofóbicamente representado. Las malas caras el malhumor, los desplantes, descaros y desánimos. "No, no, no..." [...] Un cuerpo se levanta, voces reclaman, una mirada se pierde y se levanta también, más reproches mientras la función, ajena, seguía intentando animar corazones rotos y perdidos. "¿Hassef?" Y el silencio se hizo atronador. Lo último que vio antes de volverse hacía la carpa fue el cuerpo de ella perdiéndose para siempre en la neblina de la ciudad. [...] No soy Hassef...
-... soy Lumiere -dijo en voz baja terminándose el café, con el corazón en un puño y la desolación en la mirada. Últimamente se le removían demasiadas cosas en su interior y dio una mirada a Matilda, ¿sería en vano hablar con ella luego? Tragó saliva y conservó la tensión que había en el ambiente siempre cuando ambos estaban encerrados en la misma habitación.
Cian había obedecido a toque de orden todas y cada una de las solicitudes que Siro le proporcionara, profesional como siempre. Leyó los papeles cuando su Jefe se los pasó y sintió los párpados caérsele por la inercia de no dormir. Tomó aire, se estiró por debajo de la mesa disimuladamente y se obligó a sí misma a prestar la atención debida a Siro saludando con atención a la joven de la vídeo conferencia. Luego, sin más, dejó que su jefe expusiera su punto de vista y que fuera el propio Siro quien contestase pero, frente a la falta de respuesta, intervino profesional como siempre. -No tenemos que dejar de lado a Her Adolf Hauffmann -empezó a hablar con voz que rezó sonara despierta y fresca- pues seguramente, si ponemos al Circus en aprieto será él quien intervenga para salvaguardarlo. No parece ser del tipo de empresario que dejaría caer una inversión aún cuando no sepamos la razón por la que quiso invertir en el circo en primer lugar. -Tecleaba frenética en su portátil de última generación buscando datos ocultos del inversor para saber si conseguía sacarle los drapos sucios. -Está descargándose, cuando lo tenga, lo mandaré a imprimir. -Informó para que supieran que estaba realizando un dossier a toda velocidad.
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